El paisaje como escala humana, el hombre como medida de lo que lo rodea, un entorno animado en el que fantasía y leyenda se hacen realidad, toman cuerpo y se difuminan las fronteras.
Ben aborda Tenerife desde una visión cosmopolita sin complejos donde la naturaleza y el hombre, lo rural y lo urbano, la tradición y la modernidad se funden en una fantástica visión. El ‘Auditorio’ de Santa Cruz, los acantilados de ‘Los Gigantes’, el pico de ‘El Teide’… no hay icono que se resista a ser reinterpretado.
Una personalísima interpretación que entronca con un primitivismo que sigue latiendo muy presente en nuestro interior como recordatorio de lo que somos, de nuestra condición de seres humanos.